Con mi falta de tuercas.

Sin un principio, ni un final esta mi imaginasion, desbordada por las elocuencias de mi adolescencia, y por todos aquellos contactos con la sociedad y con lo desconocido para unos y para mi tan familiar, como el ronronear de los gatos o el cantar de las lagartijas. Con mi falta de tuercas intento razonar, para ser persona en lo que mi respecta, para no ser del montón o para no sucumbir ante la monotonía abrumadora de los últimos tiempos.

Demasiado lejos.

Estoy aquí, recostada en una de las cuatro paredes de mi habitación, envuelta en una manta de color azul, sola, a excepción de los gatos que juegan  bajo el resplandor de la luz lunar, mientras yo observo como ella y Júpiter iluminan la noche. Estoy aquí preguntándole a los dos luceros de un cielo despejado cosas mediocres para así lograr entender un poco todo lo que esta sucediendo y si habrá una razón justa para ello pero, nada, no responden a mis sermones afligidos, ni lo harán, están demasiado lejos como para que les importe.

Telarañas.

Los días mas tristes son los primeros que pasamos sin alguna cosa que necesitamos. La verdadera historias detrás de la oscuridad de los ojos ajenos es la realidad de otros cuyas almas son imposibles de alcanzar.

No siempre nos escondemos bajo una mascara, hay momentos en los que dejamos ver nuestro interior vació lleno de telarañas.

Con mi falta de tuercas.

Sin un principio ni final, esta mi imaginación, desbordada por las elocuencias de mi adolescencia y por todos aquellos contactos con la sociedad y con lo desconocido para otros, y para mi tan familiar, como el ronronear de mi gata o el cantar de las lagartijas. Con mi falta de tuercas intento razonar para ser mejor persona, en lo que a mi respecta, y así no ser del montón o para no sucumbir ante la monotonía abrumadora de los últimos tiempos.