No había barreras para algo tan sencillo y real como nosotros. Las limitaciones eran físicas y tú me ensañaste a volar. La paz venía en forma de brisa llevándose mi cabello y alumbrándolo con la poca luz que cruzaba por entré la copa de los árboles. Era nuestra inmensidad. Sin necesidad de ir muy lejos estábamos en ese pequeño pedazo de cielo hecho para dos. Donde no pasaba el tiempo, era inevitable sentirse atrapado por el furor del momento. No había un mundo que observar o seguir, me bastaba con ver tus ojos y sabía que todo estaría bien. Llegar a amarte no me fue complicado, no era algo que estuviera buscando, era algo por lo que esperaba, y sucedió. Va más allá de la conciencia y lo físico, más allá de lo que fuimos en el pasado, o seremos con el contar de los años, más allá de lo material e inalcanzable, ahí estábamos, juntos. Está de más decir que éramos uno, sin palabras o señales, nuestras mentes entrelazadas en ese juego interminable de miradas donde perdimos por completo el sentido. Déjame observarte por última vez para no perder de vista el pasado ni mi camino, déjame sentirte entre flores azules, para no olvidar que estuviste conmigo, déjame escuchar el sonido de tu voz en la mañana para tener cómo despertar de las pesadillas donde no estás tú, déjame ser tu sombra para así nunca perderte de nuevo, déjame abrazarte infinitamente para no soltarte jamás, déjame vivir en tu piel para conocer cada milímetro, déjame ser lo que nunca pude para enmendar los errores del ayer. Déjame amarte sin controles y no volveré a dejarte ir, e inclusive, déjame a mi y mis antojos, mis horas de desvelo y mi sentido del humor chueco. Déjame para demostrarte que lo que pasó se quedará volando entre millones de partículas y no se recordará jamás, porque esa es la prueba que algún día no pasamos, lo que nunca quisimos que estuviera completo. Déjame y te darás cuenta que sí alumbra el sol sin mi sonrisa, déjame y no voltees atrás, porque de este amor ahora soy libre, y puedo volar, sin ti, sin nadie.
Pdta: A.P
Pdta: A.P
