En los principios de nuestra vida pensamos que un libro no es
tan entretenido ni más interesante que una película o un juego. Pero éste puede
brindarnos una experiencia completamente nueva y despertar una pasión por
seguir leyendo y conociendo más acerca de aquel mundo fantástico en el que nos
hemos empezado a sumergir. Es por esto que el interés y curiosidad no pueden
faltar al momento de escoger qué leer y qué no. Tener en cuenta que los libros
siempre harán parte de nuestra vida, queramos o no necesitaremos de uno para
guiarnos y hasta para tratar de entender las cosas que nos suceden a diario.
Ray Bradbury1 nos da una perspectiva desde alguien
que pasa de quemar libros a protegerlos con su vida en Fahrenheit 4512 diciendo:
‹‹Hay peores cosas que quemar libros, una de ellas es no leerlos.›› Esta frase,
hace alusión a la mera necesidad de tener un libro en la mano y leer sin
importar qué. Lo destacable y admirable es que hacerlo nos llena de una
satisfacción que es algo adictiva. Quien comienza a leer nunca dejará de
sentirse interesado y atraído por los libros. Sin lugar a dudas siempre dan
rienda suelta a la imaginación, incluso hasta lo más escépticos.
También es importante entender que en Fahrenheit 451
conservar los libros se ha vuelto un delito imperdonable y que tener así sea
uno, puede costar la vida de quien lo posee. Aún sabiendo esto las personas los
resguardan como a un tesoro muy preciado. Su importancia reincide en que en el
aquel mundo es prohibido leer. Pero quienes viven bajos esos regímenes no
quieren perder le esencia de la historia, de la poesía y de la literatura en
sí. Y es aquí donde deberíamos preguntarnos qué haríamos si aquello llegara a
suceder.
Otro caso parecido, es el de Jorge Luis Borges3,
quien compara al universo con una gran biblioteca que resguarda millones y
millones de libros. Los cuales sirven de consejo y guía para aquella humanidad
que vive dentro de ella: ‹‹Cuando se proclamó que la
Biblioteca abarcaba todos los libros, la primera impresión fue de extravagante
felicidad. Todos los hombres se sintieron señores de un tesoro intacto y
secreto››4. Es así como deberíamos sentirnos respecto al privilegio
de encontrar una gran variedad de libros a nuestra disposición. Estos han
trasmitido la historia a través de los siglos y por nuestra propia obra hoy
están desapareciendo y siendo desacreditados.
El hecho de que los hombres
celebren tener aquella biblioteca a su disposición demuestra de cierto modo que
sentían un cariño por aquellas estanterías infinitas. Pero en cierto punto
llegan a preguntarse el principio de su universo. Cuestionan acerca de su
creador suponiendo que es un bibliotecario que lo sabe todo. O es su defecto,
un gran libro que contiene a todos los libros. Esto jamás se comprueba, porque
así cada persona intentara leer todo un piso de estanterías, no le alcanzaría
la vida.
Gracias a la tecnología y
el avance de la técnica, nos vemos envueltos en una sociedad que pide a gritos las
nuevas tendencias. Pero que ha dejado atrás lo que la ha hecho surgir de esa
manera, los libros. Sería imposible luchar contra la globalización que nos
agobia, pero está en nosotros defender el legado que nos corresponde. Pasar de
una generación a otra el hábito y costumbre de leer y amar con tanto fervor lo
que nos hizo progresar de manera tan rápida. Que a su vez nos retienen para que
no perdamos nuestra esencia como los supuestos y verdaderos humanos que somos,
o solíamos ser.
¿Llegaríamos al punto de
olvidar los libros? Es difícil no asegurarlo con la cantidad de información que
se filtra hasta nuestro cerebro sin saberlo. La publicidad que nos agobia cada
minuto de nuestra vida promete un futuro desastroso. De cierto modo podríamos
esperar lo peor. Por otro lado, dependiendo del caso, seremos ancianos con el
recuerdo de un buen libro. Sin embargo,
esto es sólo una suposición.