Aby entro a la habitación, llena de promesas rotas, tristezas y cargas
invisibles para el mundo exterior. Dejo su mochila en el suelo, se sentó
en la cama y se fundió en un río de lágrimas. Sollozó durante horas,
sin explicación alguna, perdió la noción del tiempo y se dejo llevar por
la incoherencia de fin de semana. Abrió sus ojos. El atardecer estaba
en su punto más glorioso. Los rayos de sol entraban por la ventana y
dejaban cierto sabor amargo en su boca. Se sentó en un rincón, y observo
durante largo rato los hilos de luz, perdida en si misma, en su
incoherencia y en la razón. Busco una respuesta en forma de señal divina
observando el cielo azul y naranja, las nubes con formas extrañas,
viendo a las personas que paseaban en el parque seguros y aparentemente
felices, y hasta vio los ojos de su gato gris que la observaba con una
mirada de orgullo y ternura a la vez. Se sentó de nuevo en aquel rincón
que le daba confianza. Con la mente en blanco y aun perdida en si misma
tuvo la certeza de que este mundo era para los fuertes. No es que ella
fuera débil, solo no era de hierro, sino de carne, que sentía y causaba
gran dolor por cosas sin aparente importancia para los demás, pero en
que ella sacaban heridas profundas e invisibles, que tardaban en sanar,
pero cuando lo hacían iban formando una armadura protectora, que al
final la dejaron fría y muerta por dentro. No se dio cuenta de ello hasta
que vio ese cielo gris y atormentado. Respiro hondo, abriendo los
pulmones, y en ese instante supo que hacer. Fue a la cocina, tomo un
cuchillo y se dirigió de nuevo a esa solitaria habitación donde la
soledad se le venia encima y no la dejaba respirar. Volvió al rincón y
después de horas de no tener nada en la cabeza tuvo un pensamiento que
cambiarían el rumbo, para siempre. Se puso de pie, acarició al gato, que
dormía en la cama, le dio un beso en su húmeda y diminuta nariz, soltó
una lágrima y se apuñaló el corazón. El dolor fue insoportable, pero no
tanto el como el causado por las heridas del pasado. El cuchillo entro
rápido pero despacio, el tiempo se hizo más lento y el sufrimiento
interminable. Respiro la paz que entro en sus pulmones y alivio el dolor
de su herido corazón. Sonrió mientras caía en el suelo de rodillas,
levanto la cabeza, observo al cielo con los ojos encharcados, y murió.
El gato se acerco y decidió quedarse ahí, para siempre, fiel a su ama,
que yacía fría y ensangrentada en el suelo.
De nuevo, gracias.
Hola, y gracias por leerme.
Soy nueva en esto asi que lo dire rapido y sencillo, escribo mis pensamientos y todo lo que no puedo decirle a la gente en ese mismo momento. Discuto sobre situaciones de la vida y aveces te podras sentir identificado.
Gracias otra vez.
DenielleChaparro.
Soy nueva en esto asi que lo dire rapido y sencillo, escribo mis pensamientos y todo lo que no puedo decirle a la gente en ese mismo momento. Discuto sobre situaciones de la vida y aveces te podras sentir identificado.
Gracias otra vez.
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